Cada voluntario utilizó en distintas ocasiones, tres tipos de barbijos (el quirúrgico con 4 tiras, el quirúrgico con elástico que van hacia las orejas y el N95) y en cada sesión se observaron las posibles fugas de aire en la zona periocular a través de la mascarilla que utilizada.

Detectaron que en el 80% de los casos hubo fugas de aire desde el borde superior de la máscara, es decir  que el barbijo conlleva a que el aire exhalado se dirija hacia los ojos del paciente.

Como interpretación clínica de estos hallazgos proponen que cuando los pacientes utilizan barbijo durante la inyección, podría aumentar la contaminación del sitio de inyección con flora oral. Según los autores esto podría conducir a un incremento en el riesgo de endolftalmitis.

Sin embargo es necesario la realización de un estudio con un diseño más solido que pruebe dicha teoría.

Teniendo en cuenta la situación actual de pandemia por COVID-19, donde es obligatorio el uso de barbijos en estos pacientes, los autores proponen agregar una cinta adhesiva en el borde superior del barbijo para bloquear las posibles fugas de aire hacia el sitio de inyección.

Paper completo:

https://journals.lww.com/retinajournal/Abstract/2020/09000/PATIENTS_WEARING_FACE_MASKS_DURING_INTRAVITREAL.2.aspx

Publicado: Septiembre 2020. The Journal of retinal and vitreous diseases